Día 5. Parque Nacional Skuleskogen y la autocaravana maldita

Día 5. Gavle – Skuleskogen. 300 km. 3h

La etapa de hoy sería de descanso, al menos para Urmila y para mí. Para entender esto necesitamos remontarnos meses atrás, cuando planeábamos el viaje.

— imaginaos el ruidito de arpa correspondiente —

Allá por Mayo empezamos a hacer un trabajo colaborativo donde los participantes del viaje tenían que añadir puntos en el mapa con las cosas que les parecían interesantes para visitar y que se encontrasen más o menos en ruta. La mayoría más o menos iban gustando a todos, cuando de repente llegó…. el poblado de Papá Noel en Rovaniemi. Al principio pensaba que hablaban de coña, pero no era así. Rápidamente manifesté mi desagrado. Puede que hayan cosas que visitemos y me den más o menos igual, pero no concibo hacer kilómetros de más para meterme en semejante trampa para turistas, lo siento!
Quedó en el aire y no fue hasta principios de Abril cuando hicimos una reunión, para cerrar a rasgos generales las etapas, cuando todos en bloque decidieron que había que ir. Urmila y yo nos quedamos a cuadros. Cierto es que está el chiringuito del círculo polar ártico, pero aun así… Nuestra propuesta era el quinto día parar en un parque natural (que desconocíamos, hay que reconocer) y desconectar un poco de estas tiradas largas tostonazo que nos íbamos cascando día tras día. No hubo forma de convencerlos, así que accedimos a unirnos al plan del gordo de rojo.
Cuando volvíamos a casa de la reunión e iba interiorizando el plan, noté cómo no me había quedado nada contento. No por no llevarme el gato al agua en ese tema, sino porque sabía que nos íbamos a cascar 7 días de tiradas largas sin aliciente… y encima había que ir al único sitio que no quería ir… era altamente desmotivador.
Tanto es así que Urmila y yo nos replanteamos la esencia del viaje, si nos iba a gustar ir así, si valía la pena salir de casa. Intentamos convencer al grupete de cargarnos el plan y no subir a Cabo Norte y quedarnos más abajo y así optar a ver cosas y disfrutar más. La respuesta fue rotunda, había que subir a la bola…
La solución que encontramos fue desdoblarnos un par de noches, nosotros haríamos el parque natural y ellos subirían a Rovaniemi, para encontrarnos justo antes de llegar a Cabo Norte.

Después de esta chapa os narraré nuestra parte .

Amanece soleado en el camping triste, nada que ver con el día anterior

Observamos el Cadillac de nuestros vecinos. Aquí en Suecia les encantan los clásicos americanos.

Avanzamos por secundarias rumbo norte!

Un día más, los lagos y fiordos nos alegran la vista

En lo que parece un suspiro llegamos a nuestro destino, el camping a los pies del Parque Natural Skuleskogen. Nos despedimos de la tropa y ocupamos nuestra casita

Hace un día estupendo para andar!

Comemos algo rápidamente y nos dirigimos al parque natural. Tiene tres entradas, sur, oeste y norte. Elegimos la sur por conveniencia geográfica, esperemos que nos dé acceso a un cortado en la roca que hemos visto en fotos que mola mucho.

Es impresionante como los árboles descienden para tocar el agua salada del fiordo.

Elegimos una ruta catalogada como «demanding», osea, durilla. Somos MotoRutones o huevones?

Se asciende entre rocas, pero tampoco es ninguna locura! Nos encontramos con un mar de piedras

Subimos y subimos por una senda cerrada y escarpada y de repente nos quedamos sin habla…

Como siempre, las fotos no hacen justicia. Ante nuestros ojos se muestran un montón de fiordos que se adentran desde el mar abierto kilómetros y kilómetros hacia el interior. Vemos miles de hectáreas de bosque verde y frondoso.

Después de tomarnos nuestro tiempo deleitándonos con el paisaje y reponiéndonos es hora de elegir la ruta de vuelta.

En lugar de volver por donde hemos subido, nos parece buena idea tomar un rodeo y bajar hacia la costa para ir a buscar una pista sencilla que discurre por la orilla.

Lo primero que nos encontramos es con el cortado que os comentaba al principio, impresionante!

Seguimos por una ladera formada por grandes piedras, donde no hay senda y el camino se marca con rallas de pintura bastante espaciadas que tenemos que ir buscando como si de una gincana se tratase.

Curiosamente nos damos cuenta de que ya no tenemos compañía, estamos solos en los alrededores… inquietante.

Nos tiramos un buen rato andando a buen ritmo, no queremos que se nos haga tarde que tenemos kilómetros por delante.
Para complicar el asunto se empieza a cubrir el cielo… ya vimos con qué velocidad se monta una gorda aquí. Si se pone a llover no tenemos donde escondernos y lo más preocupante: no sé cómo vamos a encontrar las balizas para seguir el camino correcto…

Vamos raudos y veloces, con un ojo en el suelo y otro en el cielo.

No descansamos hasta encontrar la senda de la playa, al menos es una senda y no nos podemos perder!

Hay mesitas y sitios para acampar, una pasada.

Son las 18h y vemos la salida del parque. Lo hemos conseguido! Nos dirigimos a la moto y ya de lejos vemos algo raro…
La dirección estaba recta y uno de los cascos que habíamos dejado candado a las agarraderas traseras colgaba por el lateral de la moto.

Lo primero que pensamos es que alguien se había dedicado a toquetear lo que no es suyo… pero la dirección? Se me olvidó bloquearla?

Tiré a bloquearla y comprobé que el mecanismo estaba roto… estupefacto me quedé. ¿Me habían intentado robar la moto? ¿Qué les detuvo en ese caso?

Entré en frenesí, me puse a examinar la moto en busca de más desperfectos y finalmente exclamé «Nooooooooo…. no me jooodaaas». La maleta derecha tenía un fuerte golpe. Estaba claro que nos habían tirado la moto al suelo y tenía toda la pinta de haber sido la autocaravana que estaba estacionada junto a la moto.

Mira que habíamos aparcado la moto fuera de las 3 plazas de minusválidos que habían, para no molestar… pues bien, el señor de la autocaravana no tuvo reparos para ocuparlas todas y tirarme la moto, levantarla e irse a dar un paseo por el parque…

Empezamos a preguntar a la poca gente que había en el aparcamiento por si habían visto algo, pero nadie vio nada, todos se extrañaban de que alguien obrase así, sin dejar una nota (esto no es España).

Decidimos montar guardia hasta que apareciesen los dueños.

Mientras tanto probamos a arrancar la moto, doy el contacto, check, le doy al botón… no hace nada. Empiezan a bajarme los sudores (más). ¿Se habrá jodido algún cable?
Hagamos reset, mental, quito contacto, me recoloco en la moto, le vuelvo a dar y arranca… raro.

En menos de una hora aparecen, me dice el tipo que sí, que había sido él, que lo sentía, que levantó la moto y la vió bien, por eso no había dejado ningun papel. ¿BIEN? MALDITO SEAS
Le digo que nanai, que tiene esto y aquello. Saca la cartera y me dice, vale, cuánto quieres que te de para que esté todo en paz? Yo me sonrío y le digo que no sé qué hay que cambiar para arreglar el bloqueo, pero que va a ser caro.
Decidimos hacer papeles y nos encontramos con que yo no llevo parte y que el que tiene él está en Sueco pero él no es sueco (caravana alquilada).
Allí nos tenéis, en medio del monte, intentando pillar cobertura para traducir el parte en sueco. Yo mientras llamando a Mapfre a ver si me echan un cable, los cuales me dicen que mala suerte, que es domingo y que el servicio correspondiente no está disponible los domingos, que llame el lunes. Claro… el lunes…

Buscamos a un sueco que nos pueda ayudar y como un angel venido del cielo encontramos a un señor que, a parte de ser sueco, trabaja en seguros y que nos ayuda a rellenar el parte. Algo de suerte teníamos que tener…

Nos vamos al camping, al menos la moto anda, podemos completar el viaje sin problema. Solo tenemos que conseguir arreglar mínimamente el boño para que no nos entre agua y nos quepan las cosas en la maltrecha maleta

Pensamos en pedir un martillo en el camping y, si no tienen o no nos quieren dejar, buscar algún tipo de taller al día siguiente.

Nada más llegar vemos que se han instalado unos nuevos vecinos; una tropa de alemanes montados en choppers muy muy macarrones. Estos tienen martillo seguro, pienso.

Efectivamente, uno me dice que sí, que ahora viene y me ayuda. Al ver la maleta la eleva en el aire con una mano y pregunta, ¿es aluminio o plástico? Aluminio, respondo.

Con 3 martillazos el boño desapareció, sin exagerar! Haceos a la idea del poco sitio que tiene el martillo dentro de la maleta para coger inercia antes de golpear la chapa… el brazo del amigo compensaba este problema con creces…

Danke schoen!

Y así acabamos el día, sabor agridulce pero final más o menos feliz!

Mañana a tirar millas de nuevo!


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