Día 6. Soledad y kilómetros

Día 6. Skuleskogen – Pajala. 630 km. 10h

Si ayer fue nuestro día de relax mientras que el equipo A chupaba kilómetros, hoy nos tocaba a nosotros hacer un sobreesfuerzo y aproximarnos lo más al norte que pudiésemos para quedarnos a tiro de Cabo Norte, para llegar al día siguiente.
Barajamos dos opciones, puesto que la oferta de alojamientos por esa zona es bastante escasa.
La primera era quedarnos en un pueblo en la frontera con Finlandia llamado Pajala (paiála, pronuncian ellos). La segunda era tirar una hora más hasta Kolarinsaari, ya en Finlandia.
Lo malo de cruzar la frontera es que has de sumar una hora a tu reloj y si lo juntamos con una hora más de ruta, tal vez se nos hiciese un poco tarde para llegar a la recepción del camping.

Fue por eso que decidimos quedarnos en Pajala.

Empacamos todo en la moto. La maleta reparada cierra bien con todos los trastos, pese al medio litro de capacidad que puede haber perdido. Llave al contacto, check, embrago, le doy al arranque…. y nada. Como pasó ayer en el parking… nada!
Me quito los guantes, el casco, la chaqueta, la espaldera, el cortavientos y casi me quedo en pelotas de los sudores que me estaban entrando. No puede ser… al final se habrá jodido algo, ya verás…

De repente me dice Urmila, tío, que llevas la primera…

Nunca paro la moto en primera, pero el guión aquí lo exige, lo demás ya os lo podéis imaginar…. risas y auto-collejas y emprendemos la etapa 6!

De esta etapa no hay mucho que contar, aunque resultó bonita. Se nota como cuando te diriges hacia el norte el territorio está cada vez más despoblado, más virgen.

Paramos en una carreterita a comer estos pastelitos que se ven mucho por aquí. Como podéis ver, aquí el sol no molesta. Con chaqueta de invierno, braga y abrochados hasta arriba y ahí estamos, aprovechando cada rayo.

Las carreteras son largas, rectas y lentas (por los límites de velocidad), pero te deleitan con paisajes que te gustaría contemplar durante un buen rato.

Las temperaturas también bajan cuando subimos de latitud… y mucho!

Una y otra vez, las nubes inquietantes te hacen presagiar un chaparrón en cualquier momento

Todo el santo día iríamos recorriendo la E4, hasta llegar a un pueblo llamado Töre, donde tomaríamos la E10.

Esto es pasar de una carretera principal, donde más o menos hay gasolineras y gente, a una secundaria donde el bosque cerrado te acompaña todo el camino y tus mejores amigos son los animalitos. Bueno, cada 30 minutos es posible que te cruces algún humano. Precioso.

Es por esta carretera cuando el tiempo ya no perdona y nos toca enfundarnos los chubasqueros

La lluvia dura un buen rato, pero a nosotros no nos importuna.

Nos vamos acercando a Pajala. En el ordenador yo había trazado una ruta que nos hacía entrar en el pueblo por el oeste. El GPS me decía que me desviase hacia el este para ir a buscar una carretera más importante y así entrar por el sur al pueblo.
Confiando en el criterio de mi yo del pasado, hice caso omiso de las indicaciones del aparatito y seguí por la ruta que había planeado. Poco después nos encontramos con un cartel de obras que nos anuncia 20km de «trabajos». Esto se tradujo en unas rectas infinitas de tierra compactada con grava adoptando toda una variedad de texturas y densidades, que se hacía muy «entretenida» de conducir, teniendo en cuenta que se hacía difícil intuir qué tenías delante. Yo sólo pedía que no se pusiese a llover, porque ahí sí que nos íbamos a divertir.

En este trozo la cosa estaba bien, podías ir rápido, aunque la prudencia lo desaconsejaba.

Recordé un reciente consejo de McMartin en su viaje a islandia: ir por el puto enmedio y así obligar a los coches que vienen a aminorar. De todas formas, los conductores eran muy cívicos y nos cruzaban despacio para no hacernos saltar piedras.

Por fin se terminaron las obras y retomamos el asfalto aunque, como no se puede tener todo, la lluvia volvió a azotarnos, aunque apiadándose de nosotros, nos regaló un arcoiris doble para motivarnos.

Finalmente llegamos al camping y nos instalamos en nuestra casita. Está muy bien, tiene incluso agua, cosa inusual y que biene muy bien para cocinar.

Para despejarnos salimos a dar un paseo con los chubasqueros enfundados

Culminamos la tarde llamando a la compañía de seguros para aclarar lo de ayer (hoy es lunes, así que hoy si que nos pueden atender…)

Después de 3 llamadas y más de 20 minutos en espera (pagando roaming) conseguimos aclararlo.

Yo solamente quería saber si había algún problema con esperar a presentar el parte a la vuelta del viaje. Me dijeron que podía esperar, pero legalmente tenía una semana para hacerlo y, como me quedaban 15 días de viaje, lo desaconsejaban.

Me ofrecieron la posibilidad de hacerle una foto al parte y mandarlo a una dirección de correo y así lo hice. Se tomaron nota de los desperfectos y a seguir.

Mañana llegamos a Nordkapp y nos reencontramos con la panda de MotoRutones!

Si has llegado hasta aquí, tal vez te apetezca ver el vídeo que cubre los seis primeros días


Deja un comentario