Día 12. La carretera del Atlántico

Día 12. Kvam – Rauma . 440 km. 12 h.

El principal atractivo del día de hoy es ir a ver la famosa Carretera del Atlántico. Le apodan «la carretera más peligrosa del mundo», casi nada. Parece mucho decir, pero ya os contaremos si sobrevivimos.

Lo primero que haremos es detenernos en la ciudad de Trondheim. No estaba en el plan inicial, pero como la señora que nos encontramos el día anterior en la gasolinera nos recomendó visitar su catedral, pues allá que vamos.

Nos cuesta encontrarla un poco, no hay un maldito cartel…

Lo cierto es que es espectacular su fachada gótica y, aunque la plaza ante ella te da espacio para contemplarla, te descubres a ti mismo dando pasos hacia atrás hasta llegar a los bancos del final donde poder admirarla en su totalidad sin padecer de las cervicales

Aquí tenemos al rey Olaf II, San Olaf, cristianizador de Noruega, al que le han colocado una corona de flores

Después de asomarnos rápidamente por el interior, salimos a la carretera de nuevo

Paradita para guardar chubasqueros y descansar un poco después de hacer un puerto de curvas donde un alce saltó repentinamente a la carretera desde el bosque, haciendo frenar bruscamente a la furgoneta que llevábamos delante. Menos mal que los límites de velocidad son muy restrictivos (y que íbamos detrás de la furgo que nos obligaba a respetarlos).

Tengo la manía de inspeccionar las motos en cada parada. En esta ocasión advertí que a la Fazer de Manolo le chorreaba aceite de la botella derecha de la horquilla. El retén había dicho basta después de 70.000 km sin cambiarlo!!!! Esperemos que aguante aunque sea malamente. La R1200GS de Jose tampoco se salvó, tenía la defensa derecha un poco salida del sitio. Nada que unos buenos pedrazos no puedan arreglar.
Yo tampoco hablaré muy alto, que mi cadena ha vivido días mejores…

Seguimos hacia el sur!

Hoy tenemos que coger dos pequeños ferris. El primero de Halsa a Kanestraum. No son muy caros, menos de 15€ y tienen una frecuencia de una media hora.

Dejamos el puente de Gjemnessund a la izquierda para dirigirnos al túnel más al norte nos llevará por un túnel bajo el agua en dirección Kristiansund.

Se nos está haciendo la hora de comer y no encontramos ningún lugar agradable para hacer pic-nic. Nos adentramos en una zona de casetas para guardar barcos y desplegamos trastos. No nos habíamos metido el primer bocado en la boca y empezaron a caer gotas como puños, así que recogimos todo, chubasqueros y a la carretera de nuevo…

Después de pasar el peaje de la carretera del Atlántico (XX€, sólo se puede pagar con tarjeta de CRÉDITO o efectivo) encontramos unas mesitas muy socorridas para comer.

Comer nosotros y la gaviota, que no sabemos cómo era capaz de levantar el vuelo después de comer tanto pan.

Bonitas vistas, verdad?

El día es un poco feote, pero al menos no llueve mucho

Aunque nos hemos quitado las pantallas oscuras del casco para poder ver bien los paisajes. Hay poca luz!

Poco antes de llegar al famoso puente inclinado de esta carretera, hay un mirador con un parking abajo. Se puede subir a una pequeña montañita que nos ofrece buenas vistas

Son muy llamativas las mini islitas que asoman tímidamente por encima del agua, en completa calma, por cierto.

Este es el famoso puente de Storseisundet, tan peligroso no parece, no?

Nos tomamos nuestro tiempo para hacernos fotos y vídeos.

Lo cierto es que me ha decepcionado un poco esta carretera. Muy bonita, pero le dan tanto bombo que luego pasa lo que pasa. Y lo del título que ostenta, pues bueno, he visto fotos y me consta que cuando hay temporal aquí las olas y el viento pegan a rabiar… pero un día como hoy te da hasta risa.

Sea como sea pasar por el puente de Storseisundet que en solo 260m de longitud sube unos 25 metros, pues es bastante curioso.

Seguimos nuestro camino para pillar el último transbordador de Solsnes a Äfarnes, que se nos escapa en los morros por lo que tenemos que esperar media horita.

Llegamos lloviendo a nuestro camping muy cerca de la carretera de los trolls, pero eso es para mañana!


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