Día 13. Lamayuru y pueblos musulmanes cerca de Pakistán

Abandonamos Leh por segunda vez. Nos sentimos raros, vamos a emprender hoy la última parte del viaje, la visita de la zona de Lamayuru. Han sucedido muchas cosas desde que empezamos y no es que temamos que se termine el viaje ya que lo hemos disfrutado intensamente, pero es hoy y no ayer cuando se empieza a sentir cerca su fin.

La idea para la etapa de hoy es ir directos hacia Lamayuru y visitar varios monasterios en el camino. Al día siguiente, a la vuelta, daríamos un rodeo por una carretera cuaternaria que lleva a unos pueblos de interior.

En nuestro camino lo primero que íbamos a encontrar son la «magnetic hill», un sitio que han convertido en atracción turística diciendo que allí hay tal intensidad de campo magnético terrestre que es capaz de mover el coche en punto muerto en una subida hacia arriba. Hay una marca enmedio de la carretera (sí, indian style) para que detengas tu coche y lo compruebes con tus ojos. Sin embargo esto, como algunos podréis adivinar, es una inventada monstruosa, imposible, insulta a la inteligencia. Hay además estudios que demuestran que, aunque las propiedades del suelo fomentan que haya un mayor campo magnético en la superficie, es irrisorio si pensamos en mover ya no coches, sino cualquier objeto metálico. Sin embargo, la gente para, se hace la foto, experimenta el milagro y sigue.

Nosotros seguimos. Queríamos ver el tinglao, pero nos dimos cuenta de que nos habíamos pasado el sitio y no quisimos dar la vuelta.

Pronto nos desviamos de la carretera para ir a ver el monasterio de Likir. Tiene un budha muy grande y dorado que se divisa desde lejos. No es tan grande como el de Diskit, pero llama mucho la atención.

No hay nadie por la calle. ¿Dónde andarán? Cotilleamos un poco y seguimos nuestro camino.

 

Conforme vamos completando kilómetros podemos decir sin miedo a equivocarnos que las carreteras de esta región son mucho mejores de lo que hemos tenido hasta entonces. Estamos en una vía principal cerca de Leh y eso se nota. Avanzamos más deprisa de lo previsto y después de repostar en Khalste, decidimos cambiar de planes y aprovechar que es pronto y hace buen día para ir a hacer el rodeo por el interior que teníamos previsto para mañana. Tenemos mono de carreteras malas! (estamos fatal).

Tomamos rumbo Skurbuchan por una carreterita que sigue el curso del río Indus, estrecha y sin tráfico. Es una zona árida y despoblada. No nos cruzamos prácticamente ningun coche. Urmila se pone nerviosa ante la vista de que pasa el tiempo y no encontramos signos de civilización, pero hemos venido a eso, ¿no?

Lo único que vemos son torres de luz y obreros que trabajan construyendo nuevas centrales eléctricas.

El paisaje es muy interesante aunque no tan cambiante como estamos acostumbrados.

Llegamos a un pueblo llamado Damkhar donde vemos un cartel hecho a mano (otra vez) que nos indica que la carretera principal está cortada y que tenemos que tomar un desvío por una pista de tierra. Decidimos intentar pasar porque si se trata de un desprendimiento tal vez con la moto lo sorteemos, pero un señor nos sale al paso diciéndonos que nanai, que está cortado.

Estamos a mitad del recorrido y Urmila está preocupada por que se haga de noche (le ha entrado esa neura!) y esto de encontrar un tramo de pista mal pisada de longitud desconocida no le termina de convencer.

Vemos un par de señores mayores echando la mañana en una especie de cochera y con gestos y señas nos permiten asegurarnos de que esta pista va en buena dirección y que tampoco es muy larga.

Nada más tomar la pista la cosa se pone graciosa cuando notamos que el firme no lo es tanto, han echado tierra y la han apisonado pero no ha quedado demasiado compacta la cosa. Para más inri aparece una bifurcación sin cartel. Había que elegir entre una pista que subía y otra que bajaba. Sin más. Por intuición tomamos la que bajaba porque parecía torcer más tarde hacia nuestro destino, mientras que la que subía no se sabía dónde iba.

Por suerte fuimos encontrando gente en el camino para preguntar. Como no nos fiábamos de que se pegasenla inventada y nos dijesen que sí como a los locos, preguntamos hasta a 3 personas y como todos dijeron lo mismo, nos quedamos tranquilos.

La pista finalmente fue a converger con la carretera original y aquí vimos cuál era el problema, la carretera estaba bajo las aguas del río.

Continuamos disfrutando de estos paisajes recónditos y cruzamos algún pueblecito árabe. Celebran alguna festividad y las calles están adornadas con pancartas negras.

Como seguimos sin encontrar dónde comer, paramos en uno de ellos a comprar unas patatas fritas al menos. En la tienda están vendiendo cordero a expuertas, suponemos que asociado a la festividad.

Finalmente conseguimos completar la ruta y antes de llegar a Lamayuru subimos el Fotu La, a 4100 m. Es el punto más alto de la carretera que comunica Srinagar con Leh, tal y como reza el cartel.

Los paisajes de esta región recuerdan inevitablemente al Atlas marroquí.

Continuamos nuestro camino por estas carreteras «de primera categoría» y llegamos a Lamayuru a buena hora. Toca buscar hotel.

El pueblo de Lamayuru es muy singular. Tenemos un casco muy muy antiguo y rústico,  un hotel «pijo» al lado del monasterio en lo más alto y al otro lado de la carretera que lo rodea varios hotelitos apartados.

Decidimos no quedarnos en el hotel molón porque no nos gusta el que lo hayan construído al lado del monasterio, así que buscamos otro y la fortuna nos lleva a que aleatoriamente encontremos el hotel más chulo del viaje. Urmila exprime al dueño haciendo alarde de sus recién adquiridos dotes para el regateo y nos deja la habitación por 1400Rs (18€) con cena y desayuno. Entrando la moto al hotel, maniobrando por una cuesta muy empinada me vence el peso de la moto y se me cae al suelo. La levantamos para examinar los daños y no se ha roto el faro!! Milagro!! Se ha doblado un poco más de lo que estaba la maneta de freno y ya está.

Por la tarde vamos a tomar algo, a andar por el pueblo y a husmear el monasterio que veríamos al día siguiente.

Esta región es conocida por los «Moonscapes» es decir, los paisajes lunares. Desde el mirador del monasterior podemos ver a qué hace referencia este nombre. Efectivamente estamos ante un paisaje que bien podría ser de la Luna. Resulta muy curioso.

El frío aprieta con fuerza así que nos retiramos a cenar. Mañana más 😀


2 respuestas a “Día 13. Lamayuru y pueblos musulmanes cerca de Pakistán

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